Inundación
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creación superior
blandengue
chico cruco ambulante
elevado,
escatimado, caliente y córneo
-brutal para la guadaña-
eucalíptico,
pero recubierto con solapa de yegua
su semblante,
pavo en estados unidos,
chocando contra el estímulo
dándole un cuellazo a un hacha
equivalente a mojar la cama con sangre,
con miel de muela
y almíbar de líquido esporozo.
barba manchada con manjar femenino
escorpiones inofensivos,
juguetones, sin cola
luminiacos,
predadores de esponjas para lavar platos
asesinos en serie de desodorantes
yemas,
tengo diez dedos que son útiles para sentirme
asco me da el ruido que quiere gustar
pateo mi propio culo
amputándome una pierna con las sábanas
llego y descanso,
porque no he hecho nada
y no hacer nada me aburre
por eso descanso,
de la nada que me produce el descanso
que me cansa por no cansarme
autoflemático,
me pierdo, ululando
con mis anteojos de helio, transparentes
pero no inexistente
llego a un punto donde se escriben los cataclismos del er:
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----------en-el-espacio---
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19:37
Lombriz,
Lombrices
capaces de drenar un icarito
Vuelven a mi, buscando alergia.
Su veneno contoneante
principezco, balbucea lugares,
terrores, procesos,
imanes de piel y vellos
carne, cruor
jabón de manchas cafés,
Lunares que son espejo del sol.
En la tierra hay tsunamis de viento
enlodando gracias y nombres de lechuzas.
Del lunes al martes
disfrazado de miércoles
servicio avalable para clamar por tremores
dividiendo cuerpo cubierto por
el doble del descubierto
Descubro aquel árbol,
con su follaje en la base
con raíces de feromonas inquilinas
cuescos, damascos, piel tambaleante
Frutos prohibidos
para testear con amebas
y saber, al fin
de qué color se esparce en mi
acarreo de henna.
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necesito alimento
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volaba,
huía,
sobre las montañas
durmiendo.
erizando mis arapos
usando dedales en mis ojos;
me asustaba,
veía el hormiguero sucumbir ante la normalidad
y su estrecho abrasado por el fuego.
las hormigas flotaban en una inddolencia glacial,
se caía el cielo y daba lo mismo.
olía a menta y venta,
adulterío y niñerío.
sonreía,
jugaba a ser un espejo
un instante;
floto en lo avernos heredados...
un inmenso telón de amargura
un teatro asignado a mis penurias
allá el eslabón canzado,
maleza del huerto
piel del rocío.
canciones escritas a medias,
días enteros encorvados, frixados por lotes
me aparecen las cadenas como estigmas en mis muñecas.
me urtican las garfas
me parezco a un cienpies, caminando al revés,
pisando la misma mierda una y otra vez.
los colores anvexos del escrutinio cóncavo de mi granero
esos, los mismos que coseché con (un poco) tanto esmero,
ahí están, pero no puedo verlos
cedo, me sedo, sediento;
culpable en cohecho junto a otros tantos.
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